¿Sabes de Dónde Viene Tu Pescado?
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La mayoría de nosotros estamos familiarizados con representaciones populares del crimen organizado como “El Padrino” y “Los Soprano”. Pero la delincuencia organizada es un problema internacional, y los océanos del mundo presentan oportunidades únicas. Su vastedad hace que sea fácil esconderse, y grandes franjas de los océanos del mundo no están bajo la jurisdicción de ningún país. Como resultado, el fraude, el tráfico de drogas y el trabajo forzado son solo algunas de las formas en que la amenaza del crimen organizado se entrelaza con la pesca en todo el mundo.
La Declaración de Copenhague, adoptada en 2018 y apoyada por 28 países, se compromete a luchar contra la delincuencia pesquera organizada para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de la “economía azul”. Los legisladores, investigadores y el público en general están aprendiendo más sobre el papel de la delincuencia organizada y su destructividad para la pesca y las comunidades que dependen de ella. Los investigadores de este estudio buscaron resumir los conocimientos actuales sobre la delincuencia organizada en la industria pesquera y ofrecer formas de abordar algunos de estos problemas.
Los datos apuntan a los efectos adversos sobre las economías, las sociedades y el medio ambiente. La industria pesquera moderna está globalizada, industrializada e integrada en los mercados financieros internacionales. Como tal, también atrae a la delincuencia organizada. Las actividades delictivas pueden producirse en cualquier etapa de la cadena de valor, incluidos los preparativos, en el mar, el desembarco, el procesamiento, el transporte, el comercio y la venta. Y a veces los delincuentes utilizan la pesca como tapadera de otras actividades ilegales.
Algunos ejemplos concretos de actividades delictivas en el sector pesquero son:
- Fraude – Las actividades pesqueras requieren una serie de documentos, desde licencias hasta registros de la pesca de los barcos. Las matrículas falsificadas de los barcos, o el “cambio de bandera” pueden frustrar las investigaciones sobre operaciones ilegales. Las licencias fraudulentas privan a las comunidades de ingresos legales por derechos de pesca. Los certificados de desembarque falsificados pueden permitir que las capturas ilegales lleguen a los suministros legítimos. La higiene alimentaria también puede verse comprometida si la embarcación o el pescado se identifican incorrectamente para evitar los impuestos de aduana o las normas de seguridad alimentaria.
- Delitos fiscales y lavado de dinero – El registro ficticio de un barco puede permitir a su propietario reclamar beneficios en un paraíso fiscal. Esto afecta negativamente a los países a los que se deben legalmente los ingresos. Las redes delictivas también pueden utilizar el sector pesquero para integrar los beneficios de otras actividades ilegales.
- Corrupción – Los funcionarios pueden utilizar sus cargos para asignar arbitrariamente licencias de pesca a entidades en las que tienen intereses comerciales. Los sobornos pueden motivar a las autoridades a reducir las penas por infracciones, ignorar las capturas ilegales o dar el visto bueno a la falsificación de los datos de desembarque.
- Tráfico de drogas – Los barcos pesqueros son ideales para trasladar drogas ilegales, ya que su presencia en el mar puede pasar desapercibida. Pueden entrar fácilmente en puertos pequeños o utilizar embarcaciones “rápidas” para transportar drogas a y desde los lugares de desembarco costeros. Las armas y la carga humana también forman parte de este comercio ilícito. Estas operaciones ilegales pueden afectar a las comunidades costeras por el aumento de la violencia y el incremento de los costes de seguridad para las empresas. Las bandas pueden incorporar a residentes locales para que participen en sus planes ilegales. Si son capturados, pueden ser castigados mientras que los miembros de la banda huyen.
- Delincuencia en el mercado laboral – El trabajo forzado y el tráfico de seres humanos están muy extendidos en el sector pesquero. Estas prácticas también reducen los costes para los operadores de los barcos, lo que les permite reducir los precios de las operaciones pesqueras legítimas.
- Delitos pesqueros – Muchos países penalizan la pesca ilegal. La sobrepesca es un problema grave. Priva a las naciones costeras de miles de millones de dólares en ingresos y también puede dejar a los residentes sin suficiente pescado para alimentarse. Solo África pierde anualmente entre 9.400 y 17.200 millones de dólares en pérdidas económicas y de ingresos. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación estimó, basándose en datos de 2015, que el 59,9 % de las poblaciones de peces del mundo se pescaban en su totalidad y un tercio se pescaban en exceso.
- Contrabando – Los barcos pesqueros constituyen una tapadera ideal para el contrabando de mercancías, de otra manera legales, de un lugar a otro para evadir impuestos u otras normativas de importación o exportación. Los emigrantes ilegales pueden ser otro cargamento frecuente, pero este problema está menos documentado.
- Amenazas a la seguridad en el mar – Actividades delictivas como la piratería, los robos a mano armada, los secuestros para pedir rescate, el contrabando de drogas, el tráfico de armas y la pesca ilegal suponen amenazas a la seguridad. Comprometen la seguridad de las comunidades costeras y hacen subir los precios de las mercancías. Las primas de los seguros son más elevadas para la navegación legítima, y las condiciones peligrosas pueden dificultar los movimientos de los barcos.
Controlar la delincuencia organizada es fundamental para el desarrollo de una economía oceánica sostenible. La extracción de recursos debe equilibrarse con la capacidad de carga del océano a largo plazo. El desarrollo sostenible se basa en tres pilares: económico, social y medioambiental. Los efectos de la delincuencia organizada alteran el equilibrio en cada una de estas áreas. Para combatir la delincuencia organizada, los organismos policiales deben cooperar y compartir información entre países. Pero debido a las dificultades que conlleva atrapar y procesar a estos delincuentes, la prevención debe ser la primera línea de defensa. Cuando las acciones policiales tienen éxito, las condenas deben conllevar penas fuertes que actúen como elemento disuasorio. Y los intereses empresariales legítimos del sector pesquero deben ser más transparentes sobre sus prácticas.
Los defensores de los animales pueden desempeñar un papel vital en este problema emergente. Pueden crear campañas de sensibilización sobre la delincuencia organizada en el sector pesquero, además de fomentar una mayor responsabilidad social corporativa por parte de las empresas pesqueras. También pueden fomentar los esfuerzos que fortalezcan los enfoques basados en la comunidad, los cuales proporcionen a los residentes locales alternativas lucrativas a unirse a empresas delictivas. Debemos actuar con rapidez para detener la eliminación al por mayor de los peces del mundo.
https://doi.org/10.1038/s41586-020-2913-5
