Fraude alimentario en la cadena de suministro de pescado y mariscos
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El pescado y los mariscos son uno de los alimentos más comercializados internacionalmente, con una cadena de suministro compleja y a menudo opaca en la que intervienen numerosas partes interesadas y procesos. A medida que aumenta la demanda mundial, también lo hace el potencial de fraude alimentario. Este tipo de actividad delictiva tiene consecuencias graves, como el menoscabo de los esfuerzos de conservación marina, la sobreexplotación de las poblaciones de peces y los riesgos potenciales para la salud pública a causa de los alérgenos no etiquetados.
Aquí se examinan los incidentes de fraude en la industria mundial de pescado y mariscos ocurridos entre enero de 2010 y diciembre de 2020. El artículo identificó 11 “pecados”:
- Sustitución de especies (afirmar que el pescado es de una especie distinta).
- Sustitución de pesquerías (afirmar que el pescado procede de una pesquería distinta).
- Sustitución de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) (ocultar que la pesca ha sido ilegal).
- Adulteración de especies (incluidas sustancias no etiquetadas en el pescado procesado, como colorantes, pesticidas, productos veterinarios u otras especies de pescado).
- Alteración de la cadena de custodia (tergiversar quién era el propietario del pescado y cuándo).
- Fraude en el método de pesca (afirmar que la pesca se realizó con un método diferente).
- Extensión no declarada del producto (hacer que el producto luzca más pesado).
- Esclavitud moderna (trata de personas o esclavitud).
- Bienestar animal (tergiversar el trato dado al pez).
- Ilícito relacionado con los métodos de procesamiento (procesamiento del pescado en un lugar ilegal o utilizando técnicas ilegales).
- Comercio internacional ilegal o no autorizado (contrabando).
El estudio reveló que más de la mitad (52 %) de los problemas denunciados en los cuatro conjuntos de datos guardan relación con la adulteración de especies. El tipo más común de adulteración de especies fue la presencia de residuos veterinarios ilegales o no autorizados en el pescado y los mariscos. La adulteración de especies fue más frecuente en los productos procedentes de Asia, donde los antibióticos se utilizan tanto para prevenir como para tratar las enfermedades.
El 14 % de los problemas guarda relación con la alteración de la cadena de custodia. Según los autores, esto generalmente indica algún otro fraude ocurrido anteriormente en la cadena de suministro, que se pretendía encubrir con la alteración de la cadena de custodia. Es posible que la alteración de la cadena de custodia no sea el tipo de fraude más común. Sin embargo, es más fácil de detectar debido a los controles fronterizos obligatorios.
Los autores no encontraron en su conjunto de datos ningún caso de fraude en materia de bienestar animal. Creen que, dado que el bienestar de los peces está poco regulado, pocas personas tienen incentivos para cometer un fraude. El conjunto de datos subestima el fraude en el método de pesca, la sustitución de la pesca ilegal y la esclavitud moderna, ya que es difícil detectar estas formas de fraude.
Los autores observaron tres grupos de tipos de fraude bastante comunes. En primer lugar, los camarones procedentes de Asia, especialmente de India y Vietnam, son propensos a la contaminación con residuos veterinarios ilegales. En segundo lugar, es muy probable que se altere la cadena de custodia y que haya comercio internacional no autorizado con productos procedentes de África y Sudamérica. Por último, en Europa y Estados Unidos, muchas empresas cercanas al cliente se dedican a la sustitución de especies, la adulteración de especies, el procesamiento ilegal y la extensión no declarada de productos.
Los autores recomiendan un mejor registro de los casos de fraude mediante un conjunto normalizado de datos y mayor investigación de la cadena de suministro, con el objetivo de prevenir y mitigar las prácticas fraudulentas.
Los resultados de este artículo también ponen de relieve la necesidad de informar a los consumidores acerca de los riesgos para la salud, la explotación y el fraude general en la industria del pescado y de los mariscos. La educación pública desempeñaría un papel importante a la hora de animar a los consumidores a elegir productos del mar de origen vegetal. Esto contribuiría a reducir la demanda, lo que salvaría la vida de los peces y evitaría prácticas perjudiciales para los animales, las personas y el medio ambiente.