Subsidios a la Pesca y Desigualdad Mundial
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Muchos países utilizan dinero público para subsidiar los verdaderos costos de la pesca, lo que puede conducir a prácticas riesgosas. Dichos subsidios nocivos pueden dañar los ecosistemas marinos y conducir a la pesca ilegal, la “sobrepesca” y la violación de los derechos humanos, especialmente en los países más pobres. En 2022, la Organización Mundial del Comercio estableció disposiciones para restringir los subsidios nocivos a la pesca, pero algunos expertos creen que las restricciones no han sido lo suficientemente fuertes como para frenar estos impactos negativos.
Los países que son fuente de subsidios suelen destinar fondos a operaciones pesqueras en aguas extranjeras. A veces las naciones llegan a un acuerdo sobre esto, pero a menudo el arreglo beneficia más al país que paga, mientras que traslada las consecuencias negativas al país que necesita los fondos. Se trata de un problema que pone de relieve la distribución desigual de los beneficios y los daños derivados de la práctica de la pesca industrial.
Comprender plenamente las repercusiones de los subsidios nocivos a la pesca es importante porque son muchos los problemas derivados de la pesca industrial, desde la pérdida de biodiversidad hasta la pobreza humana y la desigualdad. Los autores de este estudio desglosan la distribución global de los subsidios nocivos a la pesca, lo que incluye el flujo de subsidios entre regiones y las cantidades asociadas en dólares estadounidenses. Distinguen entre fuentes y sumideros, y definen las fuentes como naciones que proveen subsidios nocivos y los sumideros como naciones afectadas por esos subsidios.
Los autores utilizaron en su análisis tres conjuntos de datos existentes. Enfatizan la falta de transparencia en la industria, lo cual significa que sus resultados proporcionan una imagen incompleta de la magnitud de los subsidios nocivos. Sin embargo, ajustaron la incertidumbre de los resultados.
Los autores encontraron que la mayoría de los subsidios nocivos en 2018 provenían de naciones definidas como altas o muy altas en el Índice de Desarrollo Humano (Human Development Index, HDI). Pero estas naciones no se vieron afectadas por todos los costos de estos subsidios. Por ejemplo, hasta el 37 % de todos los subsidios nocivos a la pesca en 2018 apoyaron la pesca en naciones extranjeras, mientras que tanto como el 7 % se destinó a la pesca en alta mar.
Las naciones con puntuaciones altas o muy altas en el HDI fueron responsables del 83 % de los subsidios nocivos en el conjunto de datos, mientras que se vieron afectadas por el 75 % del total mundial. Mientras tanto, los países con HDI bajo y muy bajo aportaron el 16 % de los subsidios, pero se vieron afectados en un 24 %. Más del 40 % de los subsidios nocivos que afectan a los países con HDI muy bajo procedían de países con HDI alto y muy alto en 2018. Los autores señalaron a Asia, Europa y Norteamérica como las regiones que son las mayores fuentes de subsidios, mientras que Oceanía y África eran importantes sumideros.
La distribución de los “subsidios beneficiosos” también estuvo desequilibrada (los autores los definieron como subsidios destinados a revertir algunos de los daños causados por la pesca explotadora). Específicamente, los países con un HDI más alto fueron la fuente de más subsidios nocivos en países extranjeros, incluso cuando proporcionaron subsidios beneficiosos a nivel nacional. En otras palabras, los países más desarrollados tienden a beneficiarse de la pesca subsidiada fuera de su territorio nacional, mientras que los países menos desarrollados sufren en mayor medida las consecuencias ecológicas, económicas y sociales.
Los autores ponen de relieve el daño que estos subsidios pueden causar a los habitantes de países de bajos ingresos que dependen de la pesca para su nutrición, seguridad alimentaria y su medio de vida. Los subsidios a la pesca existen dentro de sistemas políticos y económicos más amplios, y están determinados por ellos. Los autores sostienen que las naciones afectadas negativamente por estos sistemas deberían tener voz y voto a la hora de determinar un mejor camino a seguir.
Los autores concluyen que los subsidios nocivos no deben apoyar la pesca fuera de la jurisdicción de un país, y que debe exigirse a las naciones que conceden subsidios que gestionen los impactos de los subsidios nocivos dondequiera que operen. Al tiempo que es importante ser sensible a las necesidades de las comunidades marginadas que dependen de la pesca para sobrevivir, los defensores pueden utilizar estos datos para pedir el fin de los subsidios a la pesca explotadora. En su lugar, los fondos públicos pueden destinarse a proteger los ecosistemas marinos y apoyar a los países que pierden financiación al poner fin a sus acuerdos comerciales.