Extinción de Incendios en Establos y Granjas: Un Asunto Urgente para la Defensa de los Animales
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Cada año en los EE. UU., más de nueve mil millones de animales de granja son engendrados, criados y asesinados para terminar en el plato de alguna u otra persona. Si bien los horrores del sistema industrial de ganadería y agricultura animal intensivas de los EE. UU. se están haciendo más conocidos en el público general, ciertas consecuencias terribles derivadas de la forma en que confinamos a estos animales parecen pasar desapercibidas: Los incendios en establos y granjas. Hace varios años, Faunalytics publicó un blog revelador basado en los descubrimientos de un reporte pionero, Incendios en Establos y Granjas: Una Amenaza Mortal para los Animales de Granja, preparado por el “Animal Welfare Institute” (AWI), para el cual sirvo como subdirectora de políticas del Programa de Animales de Granja. El AWI publicó una actualización de este reporte cubriendo los cuatro años entre el 2018 y el 2021, y estoy consternada al decir que este asunto solo parece haber empeorado.
Durante este tiempo, una impactante cifra de 2,99 millones de animales de granja murieron en incendios de establos y granjas a lo largo del país. Comparado con figuras de la primera investigación del AWI sobre el asunto, el número promedio de animales fallecidos anualmente en incendios de establos y granjas aumentó en 36%. Durante el año 2020, el cual parece haber sido un año sin precedentes para, bueno, prácticamente todo, el total de muertos en incendios de establos y granjas no fue la excepción. Más de 1,6 millones de animales fueron quemados vivos en incendios de establos y granjas, convirtiéndolo en el peor año desde que el AWI empezó a monitorear el asunto.
Pareciera que ninguna especie de animal de granja se ha salvado de la destrucción de los incendios en establos y granjas. Los pollos, los pavos y otras aves de corral tuvieron la tasa más alta de fallecimientos, seguidos por los cerdos, los bovinos, las ovejas, las cabras, y, en menores cantidades, los caballos, los conejos, las alpacas y los burros. Desde que AWI empezó a monitorear estos incidentes en 2013, el total de muertos debido a incendios ha subido a 5,8 millones de animales, los cuales eran todos seres individuales y sintientes, que sin duda sufrieron inmensamente. Es importante notar que este número es una estimación conservadora. Debido a que los departamentos de bomberos y las municipalidades no están obligados a reportar el número de animales que mueren en incendios, tenemos que recolectar estas estadísticas a través de reportes de la prensa, los cuales no siempre representan la escala completa de la tragedia ni proveen el número exacto de víctimas animales.
Al profundizar en el tema, es claro que el sorprendentemente alto número de víctimas se debe principalmente a una cantidad de incendios verdaderamente catastróficos en enormes granjas industriales. De acuerdo al reporte del AWI, los 10 incendios más grandes entre el 2018 y el 2021 (aproximadamente 2% del total) fueron responsables del 75% de muertes de animales de granja.
Tristemente, aunque como era de esperarse, la gran mayoría de los animales víctimas de incendios en establos y granjas fueron pollos. Digo “como era de esperarse” porque, una vez tomado en cuenta el enorme volumen de pollos consumidos en los EE. UU. cada año, tiene sentido que fueran impactados por este problema a una tasa mucho más alta que otros animales. De acuerdo a las estadísticas publicadas por el Departamento de Agricultura de los EE. UU., los pollos representan casi el 96% de los más de 9 mil millones de animales de granja criados como alimento en los EE. UU. anualmente. Sólo para el “Super Bowl Sunday,” ¡la industria avícola anticipó que 1,42 mil millones de alas de pollo serían consumidas en un solo día! Tan desgarradoras como suenan estas cifras, no contemplan las 325 millones de gallinas usadas para producir huevos cada año. Dados estos números, no es sorpresivo que un único incendio que mate a un cuarto de millón de aves sea considerado inconsecuente para esta industria.
Del 2018 al 2021, más de 2,7 millones de pollos (incluyendo gallinas ponedoras de huevos y pollos criados para su uso como carne) murieron víctimas de incendios. Aunque las gallinas ponedoras de huevos son superadas en número por los pollos criados para su uso como carne en los EE. UU., representan una porción más grande de víctimas de incendios en establos y granjas, posiblemente porque están confinadas a mayores tasas: Una simple instalación de producción de huevos puede albergar 100.000 gallinas. Con tantos animales aglomerados en un solo edificio sin la capacidad de escapar, una enorme pérdida de vidas es inevitable si se produce un incendio. Del 2018 al 2021, los seis incendios más grandes, cada uno de los cuales afectó de 250.000 a 400.000 animales, ocurrieron en operaciones comerciales de producción de huevos, matando a cerca de 1,8 millones de gallinas en total.
Durante este periodo, parece que hubo un aumento en la cantidad de incendios en grandes instalaciones de producción de huevos libre del uso de jaulas en particular. De los seis incendios más grandes mencionados anteriormente, cinco ocurrieron en operaciones libres del uso de jaulas donde las gallinas, a pesar de estar libres de jaulas, todavía están concentradas en enormes cantidades. Factores ambientales asociados a la naturaleza del alojamiento libre de jaulas a escala industrial bien pueden haber contribuido a estos incendios. Después de todo, 100.000 pollos volando y aleteando en un edificio en medio de basura, desechos y escombros genera mucho polvo. De hecho, investigaciones han documentado niveles de polvo hasta nueve veces más altos en alojamientos industriales libres de jaulas comparados con los alojamientos con jaulas. Sean cuales sean los beneficios para el bienestar que aporte cambiar a un sistema libre de jaulas a esta escala, parece probable que este aspecto de la producción libre de jaulas contribuya al número y severidad de incendios en las granjas grandes y aglomeradas. Aunque los incendios de granjas y establos matan a los pollos en mayor número, los cerdos no tienen mucha más suerte cuando se producen estos siniestros. Ellos también están sujetos a confinamientos extremos, aglomerados de a miles en granjas y establos sin acceso al exterior. Del 2018 al 2021, los cinco incendios más grandes en operaciones de confinamiento porcino mataron a cerca de 42.000 cerdos.
En la mayoría de los casos, la causa de los incendios de granjas y establos es desconocida o bien todavía está en investigación al momento de este reportaje. Por lo tanto, la causa determinada es raramente proporcionada, si es que es proporcionada siquiera. Sin embargo, se conoce o se sospecha que algunos incendios han sido resultado de fallos eléctricos o de dispositivos de calefacción defectivos o indebidamente colocados. Debido a esto, no es sorpresivo que estos incidentes hayan sido más frecuentes en los meses invernales y que los estados Medio Occidentales y Nororientales hayan experimentado la mayor cantidad de incendios en establos y granjas. Los cinco estados con el mayor número de estos incendios fueron Nueva York, Ohio, Pennsylvania, Michigan y Wisconsin.
Ningún animal de granja merece quemarse vivo en un incendio de establos o de granjas, especialmente cuando hubiera podido prevenirse. La Asociación Nacional de Protección frente a Incendios (NFPA, por sus siglas en inglés, “National Fire Protection Association”) ha desarrollado un código específicamente dirigido al alojamiento de animales cuyo fin es proteger a los animales, incluyendo a aquellos en granjas. Si bien no es perfecto, el código NFPA 150 actualmente sirve como la referencia de oro, pues es el único conjunto de estándares diseñados para proteger a los animales de granja de los incendios en establos y granjas en los EE. UU. Desafortunadamente, su alcance es limitado, pues el código no es obligatorio a menos que sea adoptado específicamente por un estado o municipalidad. Hasta ahora, pocas jurisdicciones han optado por hacerlo.
A nivel individual, hay una serie de pasos que los productores pueden tomar para ayudar a prevenir incendios en establos o granjas y promover la seguridad frente a incendios. Estos pasos varían significativamente en términos de tanto las inversiones financieras como del tiempo y la energía necesitados para implementarlos. Los cambios operacionales que promueven la seguridad frente a incendios incluyen reclutar profesionales para ejecutar inspecciones anuales, desarrollar un plan de acción en casos de emergencia, equipar a la instalación con extintores, instituir un entrenamiento frecuente de prevención de incendios para los empleados y realizar simulacros de incendios rutinarios. Las mejoras estructurales que pueden prevenir incendios comprenden instalar detectores de calor o humo y sistemas de aspersores, instalar unidades de almacenamiento de agua in situ para asistir a los bomberos, usar materiales resistentes al fuego al renovar o construir instalaciones y por supuesto, verificar, reparar y reemplazar frecuentemente equipos de calefacción y otros equipos eléctricos.
Si bien estas acciones ciertamente ayudarían a mitigar el problema en el corto plazo, a lo que este asunto se reduce aparentemente es a que las vidas de animales individuales importan poco para la industria que los produce de a miles de millones en granjas intensivas industriales. ¿Por qué gastar dinero o recursos para proteger lo que la industria ve como un “pequeño” número de animales cuando la pérdida de unos pocos cientos de miles tiene impactos negligibles en la producción y las ganancias? Esta mentalidad, junto con otras razones arraigadas en la forma en que la sociedad percibe a los animales de granja ayuda a explicar por qué se les ofrece considerablemente menos protección legal, tanto en general como en lo que concierne a la prevención de incendios, que otras clases de animales viviendo en confinamiento.
Esto es dolorosamente evidente cuando se consideran las leyes recientemente aprobadas y situaciones donde no lo fueron. En el año 2015, en respuesta a múltiples incendios en tiendas de mascotas, el Consejo de la Ciudad de Nueva York aprobó un proyecto de ley obligando a las tiendas de mascotas a instalar sistemas de aspersores contra incendios. En el 2016, California aprobó una ley similar respecto a instalaciones de alojamiento de mascotas. En el 2019, en medio de las repercusiones de un incendio en una perrera que mató a 29 perros, Illinois aprobó una ley que requiere que las perreras o bien mantengan personal presente todo el tiempo o que instalen un sistema de aspersores o una alarma de incendios que alerte a las autoridades locales. El individuo responsable por ese incendio en particular incluso fue denunciado y condenado a la cárcel. Dos años después, cuando un incendio en una operación de confinamiento porcino en el mismo estado mató a 10.000 cerdos, ninguna ley fue siquiera propuesta para prevenir que ocurriera de nuevo, ni se realizaron denuncias por crueldad animal en respuesta. Si bien las leyes resaltadas son una gran victoria para los animales y deberían ser celebradas, también expresan la diferencia entre lo que la sociedad está dispuesta a aceptar respecto a los animales de granja en comparación con los animales de compañía. Como defensores de los animales, deberíamos exigir protección para todos los animales por la ley.
Al abogar por los animales de granja, estamos yendo tanto en contra de una industria poderosa que no tiene escrúpulos para obstaculizar cualquier progreso, como en contra de una sociedad que ve a una clase de animales como menos digna de protección porque son criados para ser usados como comida. Ciertamente esto convierte en tarea monumental el asegurar protecciones para los animales de granja. Pero dado el número de animales que mueren cada año bajo circunstancias horribles en incendios de establos y granjas, es preciso decir que hay muchísimo en juego. Es crucial que los defensores de los animales continúen elevando este asunto y priorizando el avance y desarrollo de soluciones. De otra manera, muchos más millones de animales de granja enfrentarán un destino similar y horripilante.
