Los cursos obligatorios sobre bienestar revelan lagunas en el cuidado de los peces
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Existe la idea que los peces aún no son considerados universalmente como seres sintientes, su bienestar suele pasar a menudo desapercibido por la industria y los consumidores. En consecuencia, esta situación preocupa mucho a los defensores de los animales, porque la acuicultura es la forma de cría de animales de más rápido crecimiento en el mundo. Además, las pruebas sugieren que está plagada de problemas de bienestar animal.
Noruega, líder mundial en piscicultura, con más de 370 millones de ejemplares de salmón criados solo en 2019, cuenta con leyes en vigor con el fin de proteger por igual a los peces y a otros animales del cultivo. En un intento de salvaguardar a los peces en particular, la legislatura exige cursos obligatorios de bienestar para los piscicultores. De hecho, Noruega puede ser el único lugar donde el gobierno exige tales cursos.
Un equipo de investigadores noruegos, asistió a varios cursos, basados en el bienestar de los peces, a fin de conocer la concepción del sentido común del bienestar de los peces en el sector de la piscicultura. Mediante métodos de observación, de entrevistas y de conversaciones con los trabajadores, el equipo identificó los retos “sobre el terreno”, y sugirió cómo podrían utilizarse las experiencias de los trabajadores en piscifactorías para mejorar el bienestar de los peces en cultivo.
En general, se observó que los cursos constan de dos modelos que giraban en torno a los peces, su bienestar, la industria de la acuicultura y la normativa sobre bienestar:
- Describir “cómo son las cosas” (por ejemplo, la legislación actual, cómo se trata a los peces en las piscifactorías noruegas)
- Describir “cómo deberían ser las cosas” (por ejemplo, cómo puede garantizarse un mayor bienestar)
En este sentido, el primer modelo era la parte central del programa del curso, el segundo giraba en torno a que los participantes compartieran experiencias basadas en las buenas prácticas, tanto formal como informalmente.
Por otro lado, las comparaciones interculturales ofrecidas durante los cursos, tendían a presentar a Noruega como líder en bienestar animal, mientras que otros países se quedaban atrás. Sin embargo, aunque las preocupaciones sobre el bienestar van desde las prácticas de gestión, hasta el estrés y las enfermedades, y las infecciones parasitarias han recibido recientemente mucha atención en el sector acuícola noruego. Las altas densidades de población favorecen los brotes de piojos de mar y se están probando varios tratamientos, como la eliminación química, mecánica y térmica.
La introducción de “peces más limpios” – normalmente, el pez napoleón- se considera una alternativa segura y respetuosa con el medio ambiente, en comparación a otros métodos de prevención de los piojos. Como respuesta a la creciente demanda, a las estrictas normas de bioseguridad y para contrarrestar la sobrepesca de peces limpiadores salvajes, se está intentando criar peces limpiadores en Noruega. Sin embargo, los investigadores descubrieron que muchos trabajadores de piscifactorías consideran el enfoque donde los peces más limpios añaden nuevos problemas de bienestar a la piscicultura. Esto también se corresponde con recientes hallazgos científicos, pues los estudios demuestran que los peces limpiadores tienen elevadas tasas de mortalidad y pérdida total (es decir, mortalidades no documentadas y escapes).
Otra preocupación expresada con frecuencia, era sobre las regulaciones gubernamentales y del sector industrial, exigen a los acuicultores la realización de más tareas diarias, sin dejar de garantizar un elevado bienestar. Esto suele ser difícil, porque puede resultar complicado equilibrar tanto las presiones económicas y de bienestar que imponen las distintas partes interesadas. Los investigadores sostienen que tal dualismo de valores podría indicar la imposibilidad de crear una industria acuícola, la cual cumpla las normas del capitalismo intenso y esté libre de sufrimiento animal.
Los instructores del curso hicieron hincapié en los trabajadores de las piscifactorías, pues ellos son responsables de comunicar “hacia arriba” las cuestiones surgidas con respecto al bienestar de los peces, es decir, hacia los dirigentes y autoridades de la empresa. Además, los investigadores observaron tensión en ocasiones, cuando los participantes querían hablar de aspectos concretos de su lugar de trabajo, pero podían sentirse aprensivos de hacerlo frente a compañeros y superiores. El equipo descubrió que las conversaciones informales en pequeños grupos conducían a discusiones más activas y sinceras en torno a cuestiones de bienestar. A pesar de evaluar el bienestar de los peces que cuidan como bueno en general, estas discusiones en pequeños grupos pusieron de relieve cuestiones de bienestar, relacionadas con los tratamientos en contra de los piojos de mar, los peces más limpios, el hacinamiento, el estrés a largo plazo y la intensificación de las granjas. Aunque los cursos no abordaron directamente las razones subyacentes de las preocupaciones de los trabajadores de las piscifactorías, añadieron legitimidad y oportunidades de debate entre los asistentes.
Los estudios indican que un buen cuidado implica “retocar”, o responder con eficiencia ante las preocupaciones sobre el bienestar de los peces a fin de reducir el sufrimiento innecesario. Sin embargo, los piscicultores expresaron verse arrastrados en muchas direcciones diferentes, y obligados a obedecer normativas de una gran cantidad de diversos ministerios. Este obstáculo administrativo limita el tiempo y la energía que podrían utilizar, brindando un cuidado adecuado a los peces. El efecto de esto puede ser doble: angustia y frustración hacia el trabajador, más la pérdida de potencial de progreso en el bienestar de los peces para la industria acuícola.
Los investigadores destacan que los trabajadores de las piscifactorías deben ser reconocidos no sólo como personal importante para promulgar leyes de bienestar, sino también como fuentes de información sobre la mejora de los protocolos de bienestar. Dado que estos trabajadores pasan todos los días con los peces, y tienen una perspectiva interna de su sufrimiento, deberían recabarse activamente su opinión con respecto a las cuestiones de bienestar.
El estudio muestra el valioso papel que pueden desempeñar los cursos obligatorios en relación con el bienestar de los peces en la evaluación y mejora de la vida de los peces en las piscifactorías. Los resultados sugieren la existencia de una brecha entre la normativa idealista sobre el bienestar de los peces en Noruega y la realidad en las prácticas cotidianas en el sector de la acuicultura. En particular, las numerosas exigencias económicas y legislativas que se imponen a los acuicultores generan dificultades para mantener un alto nivel de bienestar en los peces. Como defensores de los animales, es importante empoderar a los acuicultores porque así podrían hablar y compartir sus experiencias. Si ponemos más énfasis en explorar soluciones holísticas donde se incluyan a todas las partes interesadas, podemos hacer un bienestar más comprensible y alcanzable.
