Desafíos En La Comprensión Del Bienestar De Los Insectos Cultivados
A medida que la población humana crece, más personas están interesadas en usar insectos como una fuente más sostenible de proteínas. El bienestar de los insectos presenta serios desafíos a medida que esta nueva industria se amplifica.
Mientras que algunas investigaciones han mostrado evidencia del dolor y sufrimiento en los insectos, todavía tenemos mucho que aprender sobre sus experiencias subjetivas individuales. Estos datos llegarán lentamente. En este documento, los investigadores afirman que debemos adoptar un enfoque preventivo para el bienestar de los insectos, en lugar de esperar hasta que tengamos una evidencia definitiva de la sintiencia de los insectos para protegerlos. Ya se cultivan más de un trillón de insectos al año. Ese número podría aumentar a 8 trillones para el año 2030. En comparación, sólo se sacrifican 79 mil millones de aves y mamíferos terrestres de granja al año.
Los desafíos del bienestar de los insectos cultivados se disparan a partir de ahí. Los autores señalan que la agricultura de insectos va a tener que crecer rápidamente para poder satisfacer la demanda potencial de proteína de insectos. Los sistemas de producción masiva plantean problemas de bienestar únicos, como un mayor riesgo de que los insectos se sobrecalienten en ambientes grandes y de alta densidad. La innovación tecnológica, incluyendo las biotecnologías emergentes como la modificación genética, es necesaria para su ampliación. Aún así, este documento señala que las nuevas tecnologías pueden crear nuevos problemas de bienestar. Actualmente, solo un pequeño porcentaje de especies de insectos comestibles son cultivados, pero si la agricultura de insectos se expande, se podrían usar más especies en la agricultura. Cada especie de insecto tiene sus propias necesidades, y la caracterización precisa de las necesidades de bienestar de cada especie será difícil.
Los autores también señalan que las herramientas existentes de evaluación del bienestar quizá puedan no funcionar para los insectos porque sus necesidades fisiológicas y de comportamiento son diferentes a las de los animales terrestres de granja. Por ejemplo, es difícil estimar la mortalidad de los insectos antes de ser sacrificados, porque ellos pueden canibalizar los cuerpos enteros de los insectos muertos. La variación de temperatura tiene más importancia para los insectos, que son de sangre fría, que para los mamíferos o aves. Dada la dificultad de estimar lo que los insectos podrían sentir, los investigadores dicen que los sistemas de vivienda y manejo deberían ser diseñados usando el Modelo de los Cinco Dominios, el cuál usa marcadores físicos (como la nutrición y la salud física) como indicadores aproximados de los estados mentales. El Modelo de los Cinco Dominios puede medir el bienestar de los insectos de manera más efectiva que el modelo tradicional de las Cinco Libertades, el cuál requiere que tengamos información de los estados internos de los animales que simplemente no tenemos para los insectos.
La deriva genética, el cambio de frecuencia de un gen en una población por casualidad, ocurre naturalmente en poblaciones de animales aisladas, especialmente en poblaciones de insectos aisladas artificialmente. Por lo tanto, los investigadores dicen que las poblaciones de insectos cultivados pueden evolucionar hasta tener necesidades diferentes a las de las poblaciones que estudian los científicos de bienestar animal en los laboratorios. Además, la gama de rasgos individuales dentro de una población de insectos hace que sea difícil crear evaluaciones estandarizadas que garanticen un alto bienestar para todos los insectos. Al igual que en otras especies, distintos individuos de insectos tienen preferencias y necesidades diferentes.
A diferencia de los animales terrestres, los insectos comienzan su vida como larvas y cambian a otras formas hasta que alcanzan su forma adulta final, un complejo proceso llamado metamorfosis. La metamorfosis es diferente para cada especie de insecto y nuestro conocimiento del proceso cognitivo de cada etapa de la vida es limitado. Aún si pudiéramos entender las necesidades de los adultos, los autores afirman que las necesidades de las larvas pueden ser muy diferentes.
Los defensores tendrán que determinar las más apropiadas concesiones entre especies. Por ejemplo, algunos insectos son cultivados para usarlos en la harina de pescado. Si los insectos no son cultivados, entonces los pescadores capturan peces silvestres en su lugar para producir harina de pescado. Se necesitan más individuos de insectos para producir la misma cantidad de harina de pescado, pero puede que los peces sean más sintientes que los insectos. Actualmente nos falta una forma ejemplar de hacer tales concesiones o evaluaciones. Los autores afirman que la sintiencia y el número total de individuos cultivados son importantes evaluaciones cuando tomamos decisiones que afectan a diferentes especies.
Necesitamos investigaciones que aborden estos desafíos. Las partes interesadas necesitan colaborar porque a los agricultores y entomólogos les falta orientación para abordar los problemas éticos, mientras que a los biólogos de bienestar y los especialistas en ética de animales les falta el conocimiento específico de los insectos y de la industria. Aunque tomar prestados los modelos teóricos de la literatura de bienestar de los vertebrados puede ser útil, todo lo prestado tendrá que tener en cuenta las necesidades específicas de los insectos. Las herramientas de bienestar de los insectos desarrolladas en laboratorios pueden no abordar los problemas de bienestar específicos de la industria. A medida que este problema avanza, los autores dicen que debemos cambiar frecuentemente las herramientas de evaluación del bienestar de los insectos en respuesta a los cambios de las prácticas de la industria, las especies de insectos cultivadas y la genética de las poblaciones de insectos cultivados.